sábado, 10 de febrero de 2018

     INGAPIRCA 
Las ruinas incas de Ingapirca, localizadas a 3230 metros sobre el nivel del mar, constituyen el sitio arqueológico más impresionante y significativo de Ecuador. Estas ruinas están situadas entre los ondulados y verdes cerros de los Andes Sur de Ecuador, a unos 90 km al norte de la ciudad de Cuenca (aproximadamente  a1 ½ horas).
Son una compleja red de estructuras de piedra que rodean un templo solar de forma circular. Aquí se puede apreciar la maestría de las culturas Inca y Cañari en el trabajo de la piedra, así com
o los amplios conocimientos que estas culturas poseían respecto de los patrones solares.


Los arqueólogos han determinado que la fundación de Ingapirca tuvo lugar a finales del siglo XV. Se piensa que los Cañaris, una tribu relativamente pequeña que pobló los Andes Sur de Ecuador, fueron los habitantes originales del sitio hasta la llegada del Imperio Inca, que en su expansión desde Perú hacia el norte ocupó primero la costa del territorio ecuatoriano para posteriormente continuar extendiéndose hacia el este a la región de los Andes.
Cuando arribaron a la modesta pero formidable ciudad de Cañari, los incas atacaron. El orgulloso pueblo Cañari defendió su territorio .
Quienes visitan Ingapirca tienen casi total libertad para explorar sus ruinas; pueden caminar por sus alrededores, subir las gradas que conducen hacia el templo, e incluso sentarse a meditar donde lo hacían los incas durante sus ceremonias. El ambiente en este sagrado lugar da pie para realizar profundas meditaciones y pranayamas, y purificar la mente y el espíritu.

El frío templado de Ingapirca, que suele estar acompañado por los rayos del sol que se meten por las aberturas del templo, y la neblina que se mueve suavemente con el vaivén del viento, le confiere un misticismo único, y un entorno de paz difíciles de explicar.
  Esta paz única y la vibración distinta que se sienten en este sitio hacen que Ingapirca sea uno de los lugares preferidos por los incansables buscadores espirituales y meditadores, que sacian su sed de calma y de conexión con lo Supremo en medio de las devastadas edificaciones antiguas.

El mejor momento turístico para visitar las ruinas es la tercera semana de junio, cuando las celebraciones por el Inti Raymi son llevadas a cabo con sus correspondientes ceremonias rituales. Este importante y colorido evento cultural reúne a personas de todas las latitudes que vienen a tomar parte de esta celebración, aunque es el momento de menor tranquilidad, es otra buena oportunidad de conocer el lado festivo del lugar.

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